Aquí tienes el primer capítulo del libro Las Enseñanzas de Jesús

Libro 1
 

 

EN EL ORIGEN DIOS CREÓ AL HOMBRE Y TAMBIÉN A LA MUJER

 

En el Origen, Dios creó al hombre, y también a la mujer. Los creó a su imagen y semejanza, porque Dios es puro e infinito y posee en su interior todas las cualidades posibles. En ese acto de creación divina, Dios se desmembró a sí mismo en dos opuestos complementarios.

Opuestos en apariencia para hacer posible la fusión en uno, pero complementarios en esencia, porque los dos formaban parte del Todo que era Él.

Has oído decir, quizás, que la mujer surgió de una costilla del hombre o que es un elemento inferior o dotado de ciertas cualidades distintas que la hacen perfecta. Ninguna de estas afirmaciones es correcta. La verdad es que hombre y mujer se complementan y que ambos, por igual, son aspectos particulares de Dios.

No pretendo que te asustes o rechaces mi mensaje ante el uso constante de la palabra Dios.

Dios es una palabra que todo lo engloba, que todo lo es y que todos reconocen, y por eso yo prefiero utilizarla para llegar a ti con claridad.

Sin embargo, no es ese el único nombre que se le ha dado y ni siquiera el mejor que se le puede dar, porque para llamar a Dios tendrían que emplearse muchas palabras, muchos conceptos, muchas ideas que englobaran su total significado.

Dios es todo lo que es y todo lo que existe. Es incluso todo lo que fue y todo lo que será. Pero sé que no es fácil comprender este concepto cuando te encuentras inmerso en una realidad dual, como la que vives en la Tierra.

No obstante, durante este viaje que has iniciado conmigo, intentaré ilustrar el concepto de Dios y muchos otros que te ayudarán a ampliar tu capacidad mental de comprensión de otras realidades, así como a sentir la expansión de tu corazón y, por tanto, de tu alma.

Yo soy el Cristo, el que vino a mostrar al mundo quién era Dios de verdad y cómo el hombre llevaba en su interior una parte de Dios.

¿Sabes por qué se desvirtuó este mensaje? Porque no estáis acostumbrados a pensar a lo grande. Os encontráis encerrados en los límites de una realidad ubicada dentro del espacio que puede alcanzar vuestra vista, pero los ojos únicamente os ofrecen aquella parte de la vida que os ayuda a evolucionar. No os enseñan lo que hay más allá, porque ese es el pacto. Esa es la razón por la cual os encontráis aquí, en la Tierra, en este momento.

Vinisteis a evolucionar y, con ello, a permitir e impulsar la evolución del conjunto.

El Universo se encuentra en constante expansión.

En el Origen se produjo una gran explosión creadora. Una explosión que llevó a cientos de chispas de luz —de Dios— más allá de Él. Esas chispas de luz que eran las primeras almas, regresaron a Dios desde el punto más alejado de Él, al que llegaron tras la explosión, trayendo nuevos conocimientos.

Mientras las almas regresaban a Dios en su instructivo viaje de vuelta a casa, Dios —el Universo, el Todo— se comprimía sobre sí mismo. Cuando se completó el proceso se produjo la segunda explosión. Nuevas almas surgieron del Todo como chispas divinas de la creación y alcanzaron nuevos límites más allá de Dios. Espacios más profundos y oscuros a los que las primeras almas no habían podido acceder.

Comprended que cuanto más lejos de Dios se encuentra algo, más oscuro es, porque está más lejos de la Luz. Esas almas que llegaron a espacios vacíos mucho más lejanos que aquellos a los que llegaron las primeras almas, pudieron hacerlo porque Dios se había vuelto más sabio, más fuerte y más capaz, tras la primera expansión-contracción de sí mismo.

Las primeras almas que habían regresado a Dios trajeron consigo un gran conocimiento de lo que se ocultaba en la oscuridad, más allá de la Luz. Llenaron de luz la oscuridad, para poder transcenderla. Es exactamente eso lo que se le pide a cada alma en su camino de regreso a casa: llenar de luz la oscuridad para poder trascenderla y volver al Origen como un elemento más evolucionado, fuerte, sabio y capaz. Es así cómo se nutre Dios de nuestras experiencias. Es así también cómo Dios se expande, cómo se expande la Luz e ilumina los rincones oscuros de la inmensidad, cómo cada vez Dios se hace más grande.

Cada Big-Bang es una emanación creadora e impulsora de la verdad de Dios y de la Luz. Una especie de expedición redentora, transformadora de la oscuridad en luz. Porque aquellos rincones de la Nada a los que accede Dios con cada nueva explosión de sí mismo nunca más volverán a estar perdidos en el vacío, ni en la total oscuridad.

¿Con qué objetivo realiza Dios un acto semejante?, os estaréis preguntando con toda la razón.

Con el objetivo de expandirse más y más cada vez, de volverse más grande, más sabio y más capaz. Es su tendencia natural. Algo intrínseco a Él. Podríamos decir, para adaptarlo al lenguaje coloquial humano, que se lo pide el cuerpo. A Dios, por supuesto.

A Dios le pide el cuerpo expandirse. Y Dios siempre se hace caso a sí mismo. Nunca deja de atender sus propios requerimientos internos, porque sabe que, si lo hiciera, generaría una gran confusión en su interior y, por tanto, en todo lo que existe.

 

FRAGMENTO DEL LIBRO LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS 1

Canalizado por Alicia Sánchez Montalbán

 

 

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