EL SER DE LUZ Y EL HUMANO

Había una vez un ser de luz que intentaba, infructuosamente, que un humano lo escuchara. Le mostraba números que se repetían por todas partes, colocaba plumas en lugares por los que iba a pasar, inspiraba a los locutores de la radio de moda para que pusieran lacanción que aquel humano cantaba desde niño, cada vez que él sintonizaba el dial…

Pero el humano vivía distraído con sus infinitas responsabilidades, ocupado en resolver problemas e imprevistos, y no prestaba atención a las señales que su guía le dejaba.

Cansado de tanto intentar que lo escuchara, el ser de luz tuvo una idea brillante: se le aparecería en sueños cantándole la canción, para que se diera cuenta de que era él quien la inspiraba. Sin embargo, el humano se olvidó de lo que había soñado, en cuanto sonó el despertador de su móvil. Tenía que acudir a una reunión inaplazable.

El tiempo pasaba y todos los intentos del ser de luz fracasaban. Estaba a punto de tirar la toalla y decidir que ya lo esperaría en el astral para acompañarlo, de regreso a la Luz, cuando pasó algo extraordinario. El humano conoció a alguien que le habló de ángeles y de estrellas, de sincronicidades y de señales, de amor y de luz. Y como si se tratara de una película que de repente se proyectara a cámara lenta, el humano se detuvo a escuchar…

Oyó palabras que resonaron en su alma. Despertó un anhelo olvidado en su corazón. Percibió una voz interna que parecía llegar desde muy lejos, aunque estaba tan cerca…

–Estoy aquí. Soy tu guía. Quiero decirte que no estás solo. Nunca lo estuviste.

El humano se emocionó, pero al instante descartó lo que acababa de sentir. Esas cosas no pasaban en el mundo real, se dijo, aunque una semilla acababa de germinar en su conciencia.

La flor no tardaría en brotar.