ALMAS

Jun 20, 2021

Somos seres de luz, almas que viven una experiencia humana. Quizás nunca nos dijeron que nuestra esencia es inmortal, quizás nunca nos hablaron de que la muerte, en realidad, es volver a la otra vida, la que existe más allá de lo aparente, la que se esconde tras el velo del olvido.

 

Somos almas, seres de luz que llegaron a la Tierra para experimentar y expandirse, por pura generosidad, para iluminar la conciencia humana, para acercarla al amor. Las reglas del juego en este planeta determinan que el que entra tiene que olvidar su origen y, también, su propósito de vida: el motivo que lo trajo aquí.

 

Los motivos de cada alma son diferentes, pero podrían resumirse en dos palabras: aprender y aportar. Aprender todo lo posible de la dualidad, ese estado en el que a veces se experimenta la conexión con el amor y, otras, la conexión con el miedo. Aportar luz al planeta y a la humanidad, desempeñando una labor conectada con el Amor.

 

El juego consiste en recordar. Recordar quiénes somos y para qué hemos venido. Cada situación difícil nos proporciona la oportunidad de descubrir nuestro potencial; cada vez que ejercitamos nuestras capacidades nos acercamos a la verdad de nuestra esencia.

 

Por eso es tan importante vivir en conexión con el corazón, porque en él habita el alma, y el alma conoce el camino que hemos venido a seguir. El alma sabe quién es y cuál es su propósito. Tenemos una mente maravillosa que puede ayudarnos a cumplir ese propósito. Usémosla para llevar a cabo los objetivos del corazón y descubriremos el sentido de la vida.

 

En el mundo existen muchas personas que viven en desconexión interna, viviendo solo desde la razón. Esas personas, a menudo se sienten inseguras, estresadas o incompletas. Día a día mantienen las mismas costumbres, sin plantearse un cambio profundo y definitivo en su manera de vivir. El miedo a lo desconocido suele ser la causa. A la mente le cuesta abrirse a nuevas posibilidades, sobre todo cuando esas posibilidades pueden desmoronar los cimientos de toda una vida.

 

Sin embargo, la nueva energía está entrando con fuerza, provocando situaciones ante las que hay que decidir: seguir como estábamos o renovarnos. Aferrarnos a lo que se va o adaptarnos a lo nuevo. Lo nuevo pide que nos volvamos conscientes de cosas como la inmortalidad del alma, su sabiduría, la importancia de escuchar su voz, de hacerle caso…

 

No solo para cumplir con armonía el propósito que nos trajo aquí, sino también para volar libremente, de regreso a la Luz, cuando llegue el momento. Somos almas que viven una experiencia humana temporal. Cuando esa experiencia acaba, el alma quiere volver a su origen, al amor absoluto, a la Luz en la que todo cobra sentido al recordar. Pero hay personas que mueren en desconexión de su corazón, y eso las lleva directamente hacia el Bajo Astral.

 

Al morir, el alma sale del cuerpo y siente el impulso de volar hacia la Luz, pero si la conciencia de la persona –su mente– nunca experimentó la conexión con el corazón, seguirá aferrada a las mismas costumbres, queriendo decir la suya, dirigiendo, ordenando, impidiendo…

 

Es de suma importancia que acostumbres a tu conciencia a hacer caso de lo que pide tu corazón. Vivir en conexión con el alma facilita mucho las cosas en el momento de morir. Recuerda que tu vida es una estación de paso, que estás aquí para experimentar y, también, para aportar. Recuerda que luego te irás, dejando tras de ti la estela de tu verdad. Recuerda que eres inmortal, y que cualquier cosa que experimentes está nutriéndote de conocimiento. Nada está fuera de lugar.

 

Escucha a tu corazón y hazle caso. Vive desde el alma. Conecta con el ser de luz que eres en realidad y verás como el camino se despeja, cómo vuelas sobre la bruma, cómo descubres el sentido de tu vida y te atreves a volar.

 

Si quieres saber más acerca de lo que sucede al morir o te interesa aprender cómo resolver las situaciones que generan las almas que no se van a la Luz, este fin de semana tienes la oportunidad de venir al curso Regreso a la Luz. Será Online, a través de Zoom. Solo lo ofrecemos dos veces al año, en diciembre y en junio. Pregúntale a tu corazón si es para ti.

 

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